Ahora que estás en tu propio santuario interior visualízate a las orillas de una laguna, una hermosa laguna…, poco a poco comienzas a entrar en ella y sientes la frescura, la liviandad y el placer del agua…
Ya estás dentro, sumergida en el agua… Visualízate en ella, siéntete en ella….El Agua esconde otro concepto de lo femenino: fluye, se amolda a cualquier recipiente y sobre todas las cosas, puede horadar la piedra. Esa agua que todo lo inunda y que no opone resistencia, sólo se amolda, pero mantiene su identidad de agua, aunque sea en una sola gota. Ella pertenece al océano, aquel que guarda la fuerza y la majestuosidad, abarcando lo inconmensurable. Es el agua la que alimenta el suelo y se evapora en sutiles nubes de blanca pureza que luego bañan la tierra, fertilizándola a través de la lluvia.
Estamos dentro de la laguna y sentimos la energía de disolución, nuestra propia capacidad de deshacernos en el agua…. Nos visualizamos casi deshechas y nos dejamos llevar por la corriente mansa y diáfana…. Nos dejamos ir, cada vez más… suavemente más y más…. Sentimos la paz de la entrega, el juego y el fluir líquido en todo el cuerpo…. Sentimos serenidad, tranquilidad… nos sentimos sensuales… muy sensuales… curvas, ondulantes…
Le solicitamos a
En ese momento deja que tu propia agua en los sentimientos se inunde y llegue a cada parte de tu SER; deja aflorar los sentimientos, deja correr el agua por tus mejillas y limpiar las angustias y pesares para poder nutrir tu propia vida. Remóntate al agua uterina, cuando flotabas cálida y protegida en un lugar de ecos de corazón, sonidos atenuados y calidez materna.
Rompe como las olas del mar con la fuerza y la potencia que sólo tus acciones pueden tener para luego llegar a la orilla, cálida, transparente y espumosa, para bañar las playas de la mente con la calma de tu ser interior. Busca el concepto del agua en tu propia existencia y encontraras la suavidad y la fuerza….
Sintiendo el abrazo profundo y purificador de
Poco a poco vamos saliendo de la laguna, sintiéndonos frescas, limpias, renovadas… Agradecidas…
Lenta y suavemente vuelve a conectarte con todo lo que te rodea. Escucha sonidos, aunque estés en silencio… poco a poco comienza a sentir tu cuerpo, tus pies, tus piernas… tus brazos… vuelve a tu respiración conciente y conéctate con tu conciencia. Tomate tu tiempo para abrir los ojos y mirar a todo tu alrededor, tu tiempo para sentir cómo estás.
(adaptación)
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